La moda usa la tecnología para aportar nuevas funciones a las prendas
Maite Gutiérrez Barcelona 14/04/2008 Actualizada a las 03:31h lavanguardia.es
Cuando los humanos dejaron de ir desnudos por el mundo lo hicieron, probablemente, sólo por una cuestión de frío. Las bajas temperaturas obligaban a cubrirse con grandes hojas o pieles de animales. Más tarde, con las sociedades complejas, se sumó el pudor y el sentido estético, y así la ropa ya tenía sus tres propiedades: proteger, cubrir y adornar el cuerpo. Desde entonces, poco más en cuestión de funciones. La última gran revolución se quedó en el terreno de los tejidos con la aparición de las fibras sintéticas, que aportaban comodidad. Eso hasta ahora.
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La ropa inteligente - que interactúa con la persona y el entorno y aporta nuevas propiedades- empieza a irrumpir en el mercado de la gran distribución. En los próximos meses ya estará en las tiendas, aseguran Feliu Marsal y Daniel Palet, responsables del CTF-Centro de Innovación Tecnológica de la Universitat Politècnica de Catalunya, especializado en nuevas estructuras textiles. Se trata de aprovechar los últimos avances tecnológicos para dotar a las prendas de un valor añadido, algo que ya se había conseguido en el mundo militar y del deporte, pero no del consumo doméstico. A través de una técnica conocida como microencapsulación - véase gráfico- se consigue impregnar las prendas con principios activos como el aloe vera, desodorantes o repelentes de insectos. Punto Blanco ya vende calcetines que mantienen la temperatura del pie y varias firmas trabajan con ropa interior con "memoria", que se adapta a la forma y a los movimientos del cuerpo, explica David García, portavoz de la empresa Fitex, especializada en tejidos inteligentes. Hilos y tintas conductoras de electricidad son otras de las innovaciones, que permiten llevar la electrónica hasta los tejidos. Así, se obtiene ropa con leds o sensores de constantes vitales, teclados de ordenador plegables que parecen esterillas o toldos con placas fotovoltaicas que se abren y cierran solos o que proporcionan aire acondicionado gracias a la energía que captan del sol. Las posibilidades son cada vez más amplias y el número de empresas que trabajan con ropa inteligente crece, como muestra la exposición Matter in progress,que se puede ver en Barcelona hasta el 28 de este mes. Marsal explica que el interés por estos tejidos cogió fuerza hace dos años - "es la manera que tenemos de diferenciarnos de los productos asiáticos, más baratos", dice- y ahora está en su momento álgido, a punto de llegar al mercado. Las empresas de moda son reacias, sin embargo, a hablar de sus productos porque muchos están en proceso de ser patentados y temen que les copien el modelo. "La ropa es un medio ideal para interactuar con el entorno, por eso se está tecnificando", afirma Pau Vidal, director del área de investigación y desarrollo de Cetemmsa, otra empresa que se inclina por la ropa inteligente. El próximo reto de los productores de la ropa del futuro es lograr que los tejidos mantengan estas nuevas propiedades durante más tiempo - ahora se pierden pronto con los lavados- y que la textura de las prendas siga siendo agradable. La diseñadora Laura Morata lo ha conseguido junto al laboratorio Leitat y este julio presentará una colección basada exclusivamente en tejidos inteligentes con la firma Madre Mía del Amor Hermoso. Según Morata, en sus prendas "no se nota que hemos añadido tecnología - a la vista es indumentaria tradicional-, el objetivo es utilizarla para provocar sensaciones". Una de sus propuestas serán vestidos que relajan o camisetas que cambian de color en función de la temperatura.
viernes, 18 de abril de 2008
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